EL DOCTOR D. ALFONSO SÁNCHEZ HERMOSILLA, UNO DE LOS MÁXIMOS ESTUDIOSOS DE LA SÁBANA SANTA CONCEDE UNA ENTREVISTA A LA MILICIA DEL TEMPLE.
La Orden del
Temple custodió la Sábana Santa durante más de un siglo, “no hay ningún dato
objetico en contra” de esta hipótesis.
Así lo
afirma Alfonso Sánchez Hermosilla, forense del Instituto de Medicina Legal de
Murcia, miembro del Centro Español de Sindonología
e
investigador sobre temas relacionados con la sindonología como director del
EDICES (Equipo de Investigación del Centro Español de Sindonología, en la
entrevista concedida a la Militia Templi. Una hipótesis que ya formuló en 1978
la doctora Bárbara Frale al sacar a la luz documentos sobre el juicio a los
templarios guardados en los Archivos del Vaticano y que corroboraban la teoría
del historiador de Oxford Ian Wilson, que afirmaba que los templarios guardaron
en secreto durante más de un siglo la llamada Sábana Santa o Síndone de Turín y
que por tanto la Síndone fue custodiada por los caballeros templarios desde el
saqueo de Constantinopla hasta la disolución de la orden en 1314.

Alfonso Sánchez
Hermosilla nació en Cartagena en 1962, es licenciado en Medicina y Cirugía por
la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia, experto en Antropología y
Genética Forense por la Universidad de Granada, desempeñando su labor
profesional como médico forense en el Instituto de Medicina Legal de Murcia, donde
además es el Jefe de Sección de Clínica Forense. Director del EDICES (Equipo de
Investigación del Centro Español de Sindonología), dependiente del Centro
Español de Sindonología, ha publicado numerosos libros y artículos en
diferentes medios, participado en jornadas y congresos, nacionales e
internacionales, relacionados no sólo con su profesión, sino también con la
Sindonología. Son de destacar sus libros titulados “El ADN de un Dios” o
“Historia de la Agrupación del Santo Sudario de Cristo”, así como sus
colaboraciones con la Revista Linteum. También es miembro del Comitato
Scientifico del CIST, Centro Internacional de Sindonología de Turín.
JOAQUÍN SOCIAS: ¿Qué es la Síndone o Sábana Santa?
ALFONSO SÁNCHEZ HERMOSILLA: Es un objeto arqueológico
que se conserva en la Catedral de Turín, (Italia), la tradición afirma que se
utilizó para amortajar el cadáver de Jesús de Nazaret, y la investigación
científica, cada vez muestra más datos a favor de que dicha afirmación pudiera
ser correcta.
JS: La Síndone o Sabana Santa, la reliquia cristiana
más antigua, fue descubierta en el VIII y reapareció en Francia en 1353. ¿Cuál
es la importancia de esta reliquia para el cristianismo?
AS: Puede que mucha y puede que ninguna, yo no soy un
Teólogo, pero desde mi ignorancia en estos temas, considero que la fe de
cualquier cristiano no puede ni debe basarse en nada físico, en nada material,
es algo que debe funcionar “a otro nivel”. En cualquier caso, las autoridades
religiosas en ningún momento han afirmado de forma categórica que la Síndone
sea la mortaja de Jesús de Nazaret, ni que deba recibir adoración, aunque si
insta a los investigadores a afrontar su estudio con la mente abierta y
basándose exclusivamente en el método científico.
JS: ¿Desde cuándo se tiene constancia de esta
reliquia? ¿Dónde, cuándo y quién la descubrió?
AS: Hay grandes lagunas en el conocimiento de la
trayectoria histórica de La Síndone, sobre todo durante los primeros siglos. En
Europa “apareció”, sin dar pistas fiables sobre su origen en la población
francesa de Lirey a mediados del siglo XIV, concretamente en el año 1353.
JS: ¿Qué sabemos del devenir de la Sábana Santa hasta
que el caballero Goffredo di Charny la expuso como reliquia en la iglesia
francesa de Lirey en el Siglo XIV?
AS: A partir de ese momento, la historia es bastante
conocida, con pocas lagunas que cubren sólo algunos años, como por ejemplo
durante su “ocultación” durante la Segunda Guerra Mundial para evitar que
cayese en manos del ejército alemán.
De forma muy resumida, su historia en Europa puede
sintetizarse del siguiente modo:
Se dispone de numerosos testimonios históricos fiables
que sitúan la reliquia en Lirey, un pequeño pueblo perdido en la Champaña
francesa, a mediados del siglo XIV, concretamente en el año 1353. No se sabe
con certeza si era propiedad de Godofredo de Charny, o de su esposa Juana de
Vergy, descendiente de Otón de la Roche. (Persona relacionada con la hipótesis
de que la Síndone estuvo en Grecia antes de llegar a Francia).
Tras la muerte de Godofredo de Charny, en la batalla
de Poitiers, en el año 1356, mientras escudaba con su cuerpo al rey de Francia,
la reliquia se trasmite de mano en mano entre sus herederos, hasta que en el
año 1418, ante los indicios de una guerra entre Borgoña y Francia, los canónigos
de Lirey confían la Síndone a Margarita de Charny, la última descendiente de
Godofredo, quien quedó viuda, sin recursos económicos, ni protección por lo que
cedió la posesión de la reliquia a Luis II de Saboya.
En el año 1389, Pierre d´Arcis, obispo de Troyes, una
población cercana a Lirey publicó un documento conocido como “Memorandum de
Arcis”, dirigido al Papa de Avignon, en el que declaraba que la Síndone era un
fraude y prohibía su veneración, algo que ya había dicho con anterioridad su
predecesor Henri de Poitiers. Con posterioridad, el Papa lo desautorizó. De
cualquier modo, la reliquia siguió siendo venerada. Desde este momento, la
trayectoria histórica de la Síndone de Turín está bien documentada.
En el año 1453, la Síndone fue cedida al ducado de
Saboya, concretamente, y como ya se ha mencionado, a la persona de Luis II de
Saboya, a partir del año 1471, la reliquia se desplazo por varias ciudades
europeas, entre ellas Vercelli, Turín, Evrea, Susa, Chambéry, Avigliana, Rívoli
y Pinerolo, para finalmente, ser reubicada en Chambery (Francia).
Durante el año 1506, el Papa Julio II otorgó a la
Síndone una celebración especial, aprobando una liturgia para la Santa Misa y
el Oficio Divino, estableciendo el día 4 de mayo “Ineuco Crucis”.
En el año 1532, concretamente el día 4 de diciembre,
la capilla que albergaba la reliquia sufrió un gran incendio que le dejó
marcadas de forma permanente grandes quemaduras que afortunadamente no afectan
demasiado a la imagen corporal, pero el lienzo se salvó “in extremis”.
En el año 1534, entre los días 16 de abril y dos de
mayo, se restauraron los daños, de ello se encargaron las Hermanas Clarisas de
Sainte-Claire-en-Ville, que colocaron parches de otro tejido diferente en los
daños ocasionados por las quemaduras, además cosieron la reliquia a otro
soporte textil, la tela de Holanda, para darle mayor solidez y durabilidad.
En el año 1535, la invasión de las tropas francesas
hace necesario que la Síndone salga de Chambéry para ponerla a salvo. Durante
los años siguientes viajó a Turín, Milán, Vercelli y Niza.
Durante el año 1578, los Saboya deciden trasladar su
capital a Turín, y como no podía ser de otra manera, llevaron allí la reliquia.
Además había otro motivo añadido, el Cardenal San Carlos Borromeo, después de
que Milán sufriera una terrible plaga, ofreció peregrinar y orar ante la
Síndone, pero su edad y precario estado de salud desaconsejaban que atravesase
los Alpes, así que llevando la Síndone a Turín, se facilitaba la peregrinación
del Cardenal.
En el año 1694 la Síndone es ubicada en la capilla que
Guarino Guarini construyó entre la Catedral de San Juan Bautista y el Palacio
Real de Turín. Desde entonces, con breves interrupciones, la reliquia se ha
conservado allí. Por ejemplo, durante el siglo XX, para evitar que la Síndone
cayese en manos de las tropas alemanas, o aún peor, se destruyese durante los
avatares de la Segunda Guerra Mundial, el Papa Pío XII decide trasladarla
temporalmente al santuario de Montevergine, en la Campania italiana, guardando
en secreto el traslado.
En el año 1898 la Síndone fue fotografiada por Secondo
Pia, abogado de Asti y fotógrafo aficionado pero de reconocido prestigio. Este
hecho dio pie al inicio de la investigación científica de la Síndone.
En el año 1902, concretamente el día 21 de abril, el
profesor de anatomía Yves Delage, conocido por su agnosticismo, presentó una
ponencia en la Academia Francesa de las Ciencias defendiendo que la Síndone es
médicamente convincente y que envolvió un autentico cuerpo humano que fue
crucificado.
En septiembre de 1939, por motivos de seguridad, a
causa del estallido de la Segunda Guerra Mundial, la Síndone es trasladada en
secreto a la abadía benedictina de Montevigne en Italia. Volvió a Turín en el
año 1946.
Entre los días 16 y 18 de junio de 1969, el Cardenal
Fossali y su sucesor el Cardenal Pellegrino nombran una comisión de expertos
para que examinen las condiciones en que se encontraba la Síndone.
Entre los días 8 al 13 de octubre de 1978, un grupo de
veinticuatro científicos y especialistas americanos, integrados en el STURP
(Shroud of Turin Research Project) realizó un exhaustivo examen científico de
la Síndone, incluida la toma de muestras.
El día 5 de marzo de 1979, el STURP hizo públicos sus
hallazgos.
Desde el año 1983, la Síndone de Turín es propiedad de
la Santa Sede, tras su donación por Humberto II de Saboya al Papa. Antes de su
donación, Humberto II autorizó varios estudios científicos, uno en el año 1969
y otro en el año 1973, pero el que más trascendencia tuvo en el ámbito científico
fue la realizada en el año 1978 por un grupo de científicos estadounidenses
llamada “Shroud of Turin Research Project” (STURP), cuya conclusión es que no
se encontraron pruebas fiables que pudieran corroborar la hipótesis de que la
reliquia fuese una falsificación.
En el año 1988, se realizó una datación radiométrica
por el método de Carbono-14 de la reliquia, de ello se encargaron tres
laboratorios independientes, la Escuela Politécnica de Zúrich, la Universidad
de Oxford y la Universidad de Arizona. Los resultados los hizo públicos el
cardenal Ballestrero de Turín, y posteriormente se publicaron en la revista
Nature, la datación arrojó una horquilla entre los años 1260 y 1390. Este dato
está en revisión y es objeto de investigaciones científicas.
De hecho, la Biblioteca Nacional de Budapest alberga
el “Códice Pray”, el texto más antiguo conocido escrito en húngaro. Está datado
entre los años 1192 y 1216, antes de la datación por radiocarbono, bajo el
reinado de Bela III de Hungría, y que fue criado en Constantinopla. En dicho
códice aparecen ilustraciones de la Síndone mostrando quemaduras anteriores al
incendio de Chambery en el año 1532.
En el año 1997, la reliquia sufre un nuevo incendio el
día 11 de abril, el tercero de que se tiene noticia, el primero tuvo lugar
durante su estancia en Asia o en Constantinopla, sobre esta circunstancia no
hay certeza absoluta, el segundo, como ya se ha mencionado, en Chambéry, y el
tercero en Turín. El día 14 de abril de ese mismo año, se convoca urgentemente
una comisión de expertos para analizar las condiciones en que estaba la Síndone
y concluyó que el fuego no le había causado daño alguno.
Del último incendio en Turín se salvó también “in
extremis”, gracias al celo de un grupo de bomberos que se vieron en la necesidad
de romper el cristal blindado anti-balas que protegía la reliquia a base de
golpear insistentemente la urna con un mazo de grandes proporciones.
Entre los meses de junio y julio de 2002, la reliquia
fue restaurada por un equipo de expertos bajo la dirección de Mechthild
Flury-Lemberg, conservadora del Museo Histórico de Berna (Suiza). Desde este
momento, se tiene noticia de la información que albergaba la reliquia en su
reverso, cubierta por una segunda tela a la que fue cosida por las hermanas
Clarisas en el año 1534. Como hallazgos interesantes, puede mencionarse el
hecho de que el patrón de cosido del orillo en uno de los lados de la reliquia
es muy similar a los fragmentos de tela encontrados en la fortaleza judía de
Masada, el palacio de invierno del rey Herodes. Además, el carbonato cálcico
(polvo de piedra caliza) es similar en su composición de elementos traza al
encontrado en las tumbas de Jerusalén.
A lo largo de la historia, se han realizado multitud
de copias de la Síndone de Turín, algunas de ellas incluso eran santificadas
por contacto con el original después de ser pintadas. Muchas de ellas aún se
conservan en diferentes países.
JS: ¿Cuáles son las características de esta reliquia?
AS: La Síndone de Turín es un lienzo de lino de forma aproximadamente
rectangular, sus dimensiones son 436 por 110 centímetros, y está tejido en
sarga, también llamado “en espina de pescado”. Se conserva en la Catedral de
Turín.
Al igual que el Sudario de Oviedo, presenta manchas de
sangre humana del grupo AB, así como material biológico humano y no humano.
Todos los vestigios descubiertos hasta la fecha son coherentes con lo que
esperaría encontrar cualquier investigador desde la Medicina Forense, la
Criminalística, la Antropología Física y Social, la Arqueología, y la Biología.
Y además con concordantes, y a veces complementarios de los hallazgos que se
han realizado con el Sudario de Oviedo. El estado actual de conocimientos
científicos es compatible con la hipótesis de que ambos lienzos cubrieron el
cadáver de la misma persona.
Pero a diferencia del Sudario de Oviedo, presenta en
una de sus superficies la imagen frontal y dorsal de un ser humano de sexo
masculino a tamaño natural. El estado actual de conocimientos científicos no
dispone de una hipótesis aceptada por los investigadores sobre cuál fue el
mecanismo que formó dicha imagen.
El vocablo Síndone en griego significa “pieza de tela
que puede ser usada como lienzo fúnebre”.
JS: Arnaut Sabbatier, caballero francés de la Orden
del Temple, compareció ante los inquisidores y les explicó cómo fue su
ceremonia de ingreso en los templarios en 1287: como cualquier fraile hizo voto
de pobreza, de obediencia y de castidad. Luego, sus superiores le llevaron a un
lugar secreto, accesible solo a los hermanos de la Orden, le mostraron una
larga tela de lino que mostraba la imagen de un hombre y le hicieron adorarlo,
besándole tres veces los pies. Los inquisidores tomaron nota de la descripción,
y años después la ha encontrado la historiadora Bárbara Frale, especialista en la
Orden del Temple y trabajadora de los Archivos Vaticanos. “Este testimonio
proviene de los documentos del proceso contra los templarios y es casi
desconocido para los historiadores porque representa tan solo una gota en el
mar para quien debe estudiar la intrincadísima red del gran complot lanzado en
1307 por el rey de Francia, Felipe IV el Hermoso”, escribió la doctora Frale en
“L'Osservatore Romano”. Para Frale, el documento confirma una hipótesis que ya
formuló en 1978 el historiador de Oxford Ian Wilson, que los templarios
guardaron en secreto durante más de un siglo la llamada Sábana Santa o Síndone
de Turín y que por tanto la Síndone fue custodiado por los caballeros
templarios desde el saqueo de Constantinopla hasta la disolución de la orden en
1314. ¿Qué hay de cierto en esto?
AS: Es una hipótesis bastante aceptada y con un
elevado grado de coherencia interna y externa. Indudablemente hay expertos que
discrepan de la veracidad de esta hipótesis, pero en el momento de redactar
estas líneas, no hay ningún dato objetivo en contra.
JS: De ser así ¿por qué mantuvieron los templarios
oculta la reliquia?
AS: Hay muchos motivos, para empezar, de haberlo hecho
público, tal vez se les habría exigido su devolución, pues la forma de
adquirirla tal vez no fue del todo legal. En cualquier caso, se trataba
probablemente de Simonía, es decir, adquirir con medios económicos algo
sagrado. Por otra parte, el propio carácter “discreto”, por no decir secreto de
la orden era más propio de mantenerlo en secreto al alcance de unas pocas
personas de absoluta confianza que hacerlo público, y además un tercer motivo
que se me ocurre es que lo que no se conoce no se roba, es triste, pero es así.
Si nadie sabe que alguien tiene algo de valor, nadie intentará apropiárselo.
JS: La autenticidad de esta reliquia se ha puesto en
duda en muchas ocasiones, así como otros estudios afirman demostrar su
autenticidad ¿con cuál versión nos quedamos?
AS: Ante todo debe considerarse que para un
Científico, no hay nada, absolutamente nada que se considere probado fuera de
toda duda, algunos ejemplos: En la edad media, la comunidad científica sabía
que la tierra era plana y además era el centro del sistema solar y del
universo. En el siglo XIX la comunidad científica sabía que la materia era
inmutable, hasta que Pierre y Marie Curie demostraron lo contrario.
El estado actual de conocimientos permite afirmar que
los datos aportados por la investigación científica, de forma abrumadora,
apuntan hacia la autenticidad de la Síndone, lo mismo puede decirse del Sudario
de Oviedo, otro objeto arqueológico relacionado con la investigación sindónica.
Los pocos datos que parecen estar en contra de la
hipótesis de su autenticidad (en cuanto a que no es una falsificación realizada
por el ser humano, para empezar, en pleno siglo XXI no disponemos de tecnología
para producir la imagen de la Síndone con todas sus características), son
inconsistentes y en el momento de escribir estas líneas, están desautorizados
por la mayor parte de la comunidad científica especializada.
JS: Como experto ¿qué podemos deducir al observar la
reliquia?
AS: Para mí, lo más importante es que si la Síndone no
es el lienzo con el que se envolvió el cadáver de Jesús de Nazaret, el
auténtico, debe ser muy similar por no decir idéntico a éste. Podemos encontrar
información de todo tipo, en gran parte, corrobora la narración evangélica de
la captura, tortura, muerte y tratamiento del cadáver de Jesús de Nazaret, pero
también aporta información novedosa, como por ejemplo que le arrancaron numerosos
mechones de pelo de barba y bigote estando aún vivo, algo de lo que no teníamos
noticia, pero que resulta coherente.
Otro dato para mí interesante es que no se observa, a
pesar de haberlo buscado activamente, lo que en Medicina Forense se denominan
“Signos de defensa y lucha”. El condenado no se defendió en ningún momento, y
tampoco intentó minimizar en modo alguno las consecuencias de las lesiones que
le estaban produciendo, y todo ello a pesar de que se trataba de un varón con
una gran fortaleza física que podría haberse defendido bastante bien de sus
agresores. Tal vez no habría cambiado su destino, pero algunas de las personas
que tomaron parte en estos hechos habrían salido muy mal paradas del encuentro
con el condenado si éste se hubiese defendido, y esa conducta había dejado
huellas en su cuerpo, huellas que serían visibles en la Síndone.
JS: ¿Qué podemos afirmar hasta este momento sobre la
autenticidad de la Sábana Santa?
AS: La gran mayoría de los investigadores está
convencida de la autenticidad de la Síndone de Turín, sólo unos pocos se oponen
argumentando datos desautorizados e inconsistentes que hace ya mucho tiempo, se
demostró su falsedad o irrelevancia.
JS: La Iglesia católica no se ha pronunciado nunca de
manera oficial sobre la autenticidad del sudario. En 1998, el papa Juan Pablo
II declaró: "Dado que no es una cuestión de fe, la Iglesia no tiene
competencia específica para pronunciarse sobre esas cuestiones. Ella confía a
los científicos la tarea de continuar investigando, de manera que se puedan
encontrar respuestas satisfactorias a las preguntas relacionadas con esta
sábana, la cual, según la tradición, envolvió el cuerpo de nuestro Redentor
después de haber sido bajado de la cruz. La Iglesia insta a que la Sábana Santa
se estudie sin posiciones preestablecidas que den por descontado resultados que
no son tales; ella los invita a actuar con libertad interior y respeto atento,
tanto para la metodología científica como para la sensibilidad de los
creyentes". ¿Por qué cree que la Iglesia no se ha pronunciado nunca ante
la reliquia conocida más importante de la cristiandad?
AS: Ignoro lo que pudo ocurrir en el pasado, no soy
historiador, soy Médico Forense experto en Antropología y Genética Forense.
Durante los siglos XX y XXI la Iglesia Católica mantiene una postura
conservadora, prudente, y no se ha pronunciado, pero sí sigue con interés el
resultado de las investigaciones.
JS: ¿Cuál es el último estudio realizado de la Sábana
Santa? ¿Y sus conclusiones?
AS: En estos momentos, el equipo interdisciplinar e
internacional de científicos que tengo el inmerecido honor de dirigir,
denominado EDICES, Equipo de Investigación del Centro Español de Sindonología,
tiene abiertas muchas líneas de investigación, sin haber cerrado de forma
definitiva ninguna. La última que se ha hecho pública ha sido el descubrimiento
del orificio de salida de la lesión ocasionada por la lanzada en el costado del
condenado y que fue defendido en el último congreso de Paleopatología que tuvo
lugar el año pasado, (2017).
JS: Señor Hermosilla, como experto en la materia,
¿cuál es su opinión sobre la veracidad de la reliquia?
AS: Yo estoy convencido de su autenticidad, de lo
contrario, no malgastaría mi tiempo, ni mi dinero en esta investigación. Pues,
debe usted saber que el EDICES no cuenta con financiación externa, los recursos
económicos y materiales necesarios para la investigación son gestionados
personalmente por los propios investigadores, en mi caso, con mi sueldo como
Funcionario del Misterio de Justicia del Reino de España, al igual que otros
muchos investigadores, y en otros casos, con sus pensiones de jubilación si ya
no ejercen actividad profesional remunerada por causa de su edad.
Este objeto arqueológico no es una falsificación hecha
por manos humanas, tiene una imagen que no sabemos cómo se ha producido, y eso
despierta mi curiosidad como científico.
Y aunque se descubriese que no perteneció a Jesús de
Nazaret, yo sigo queriendo saber cómo se formó esa imagen y por qué. Y todo
ello sin contar con que la experiencia acumulada en esta investigación me
permite ser más eficaz en mi trabajo cotidiano aportando información científica
sobre crímenes que están siendo investigados hoy en día por la autoridad
judicial.